Las emociones y nuestro cabello: ¿cómo se relacionan?
Prácticamente en el 90% de las consultas que se realizan sobre problemas capilares salen a la luz problemas de gestión del estrés, ansiedad, sentimiento de fracaso, complejos… Las emociones tienen una relación directa con nuestro cabello. Cuanto más difíciles de gestionar, más afectan a la salud capilar de formas no contempladas hasta ahora.
Por eso las consultas sobre alteraciones capilares se multiplican a diario en búsquedas en internet, consultas a profesionales, redes sociales… Cada día vemos más casos independientemente del sexo, tanto hombres como mujeres y lo más preocupante, independientemente de la edad. Ya no es un problema de adultos, los casos graves de alteraciones capilares como las dermatitis y la pérdida abundante de cabello va en aumento en niños y adolescentes.

El peso de las emociones en el deterioro de la salud capilar

Al analizar por qué nos está cayendo mucho más el cabello o ha salido una placa de pelada o ha aparecido una dermatitis, nos damos cuenta de que algo ha cambiado. Por ejemplo, estamos sufriendo más estrés y pasamos por un momento más agitado de nuestra vida o hemos realizado algún cambio de hábitos, o nos sentimos de una determinada manera, y hasta que estamos agotados física y mentalmente. Nuestras emociones, cómo nos sentimos, pueden afectar mucho a nuestro cabello.

Dentro de toda nuestra maquinaria física, el cabello es una de las partes que el cuerpo cree menos imprescindible, por tanto, considera que el cabello no es indispensable para nuestra supervivencia. Como consecuencia, deja de enviar señales a las células de nuestros folículos pilosos (raíz del cabello), le retira vitaminas, nutrientes, oxígeno y todo lo necesario que recibe normalmente a través del riego sanguíneo. Ahora lo envía a otras partes donde lo considera más necesario, mientras el cabello se va debilitando y cae con más frecuencia sin fuerza para reponerse.
Los claros en la zona frontal: El inicio de alopecias más complejas como la androgenética se inicia en muchas ocasiones en la zona frontal, tanto en hombres como en mujeres. Los primeros claros nos indican la disminución de la densidad capilar, en ocasiones es el tipo de cabello y en otras un problema mayor que va en aumento. En estos casos, es importante revisar el estado de la raíz capilar, ver en qué punto se encuentra y como es el tipo de cuero cabelludo para dar con el origen el problema y tratarlo adecuadamente.  La observación es la primera herramienta que tenemos para detectar rápidamente si algo no va bien en nuestro cabello. Consultar ante cualquier sospecha ayuda en la detección y solución del problema capilar.  En nuestra web pueden acceder a nuestro Test Capilar gratuito para realizar las consultas que deseen.
En otras palabras, si nuestro cuerpo requiere en un momento dado de un refuerzo de vitaminas o necesita optimizar energía debido a que nuestro sistema hormonal se ve invadido por la cada día más conocida hormona del estrés, el Cortisol, nuestro cuerpo tiene claro a quién va a dejar de lado: al cabello.

Desde la consulta nos damos cuenta de que un alto porcentaje de la población, incluidos jóvenes y adolescentes, sufrimos altos niveles de Cortisol suspendidos en el tiempo, es decir, de forma permanente. Esto hace que nuestros cuerpos y mentes se encuentren en constante alerta, viven en una amenaza reiterada que hace que todo el resto de las funciones se desequilibren.

Cómo revertir el efecto negativo de las emociones en nuestro cabello

La gran experta en el Cortisol, la médico psiquiatra Marian Rojas Estapé**, nos explica cómo contrarrestar la “hormona del estrés” es consecuencia de aumentar la “hormona de felicidad”, la Serotonina.

Los expertos recomiendan algunos hábitos diarios que pueden ajustar este equilibrio, tales como los siguientes:
Seguir estas pautas es fundamental para poder rebajar los niveles altos de Cortisol que tanto nos afectan, ayudarán a mejorar las emociones y, como consecuencia, la salud de nuestro cabello.

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