Factor externo químico: Es por todos conocido cómo puede llegar a afectar y dañar un producto químico inadecuado en nuestro cabello. Los procesos de permanente, decoloración o tintes mal aplicados (o de mala calidad) pueden fracturar la cutícula despegando las escamas cuticulares. Por suerte, estos procesos químicos cada vez son menos agresivos con nuestro cabello. Aún así debemos tener cuidado con no excedernos.
Factor externo mecánico: Este es quizás el más habitual y se refiere a nuestros propios gestos diarios, que sin darnos cuenta dañan nuestro cabello.
Por ejemplo, hacernos peinados muy tirantes, colas muy apretadas a diario, peinar a contrapelo como cardar el tallo, peinar de manera agresiva para desenredar o secar con toalla de manera fuerte creando fricción, lavar con el agua muy caliente el cabello debilitando la cutícula e irritando el cuero cabelludo…
El uso de planchas, secadores o tenacillas tampoco debe ser abusivo diariamente y siempre mejor aplicar un protector térmico antes.