El pelo es un filamento queratinizado que nace del folículo piloso y su crecimiento es debido a la producción de células dentro de la matriz. Aquí es donde se alimenta, en el extremo más profundo de la raíz, el bulbo piloso.

 

El bulbo habita en una compleja estructura donde queda envuelto dentro de la dermis por un tejido, denominado papila dérmica, que es el encargado de garantizar el aporte de nutrientes necesarios al bulbo (a través de capilar sanguíneo venoso y arterial) para su correcto desarrollo y crecimiento. A su vez, va modificándose con la evolución del ciclo piloso, pasando por sus distintas fases de vida hasta su muerte, ya que el crecimiento del pelo es cíclico. Es por esto, por su conexión directa con el corriente sanguíneo, que un cambio de alimentación, la toma de ciertos medicamentos, una falta de hidratación por no beber suficiente agua a diario o una alteración en los sistemas nervioso, endocrino o inmunológico, afectan de pleno a nuestro cabello.

 

El tipo de bulbo de nuestro cabello depende del estado del lugar donde habita, es decir de la dermis y del folículo piloso que lo envuelve. Al realizar la analítica capilar, nos encontramos con distintos tipos de bulbos, los cuales nos aportan una información muy concreta sobre el estado de salud del cabello.

Tipos de bulbos pilosos más comunes

El Bulbo normal (ver imagen 1), considerado un bulbo sano, es aquel que tiene una singular forma en su parte más ancha denominada “pata de elefante” y que encaja perfectamente a las terminaciones vasculares tan necesarias para su correcta nutrición.

 

Debido a la falta de vitaminas, de oxigenación, de una incorrecta alimentación, de enfermedades que puedan alterar el ciclo del nacimiento del cabello, ya sean genéticas, hormonales, etc. El bulbo va desarrollándose de normal a alterado, existen varios tipos de bulbos que presentan anomalías e indican problemas capilares:

 

El Bulbo escleroso es común anticipador de problemas de alopecia. Su estructura es más oscura y fuerte que el bulbo anémico, pero su base está muy deformada y parece un palo de golf. La modificación de su base debilita su conexión con el corriente sanguíneo y deja de alimentarse correctamente.

El Bulbo anémico (ver imagen 2) es el tipo de bulbo más común cuando existe un problema de caída del cabello (alopecia). Se caracteriza por su forma débil y de visión transparente en su parte inferior, la que es más ancha en el bulbo sano. Su forma es más irregular y presenta partes más delgadas que otras. Se deteriora por su falta de oxigenación y nutrientes que lo vivifiquen.

 

El Bulbo peládico es menos común que los dos anteriores y lo distinguimos a través de la micro cámara de aumento por su parte superior en la que podemos detectar como pierde parte de la fibra, que queda levantada. Este bulbo lo solemos encontrar en la fase telógena del pelo, es decir, cuando ya empieza a reanudarse una nueva actividad celular en la matriz que provocará el nacimiento de un nuevo pelo y este ya está en proceso de caída.

 

El Bulbo seborreico, por ejemplo, es el bulbo sano pero recubierto por una bolsa de grasa interna que recubre todo el folículo piloso. Esta bolsa o vaina de grasa, puede provocar muchos problemas a nuestro bulbo ya que no permite que se alimente correctamente y puede ir debilitándolo hasta su muerte.

Si encontramos un bulbo de forma alterada, como los que hemos visto y además le añadimos un problema de exceso de grasa producido por la glándula sebácea, tendremos dos tipos más de bulbos, estos menos comunes:

 

El Bulbo seroso es un bulbo debilitado, disminuido por la falta de nutrientes que además queda recubierto por una capa de grasa endurecida que lo asfixia. Es la evolución del bulbo seborreico.

 

El Bulbo dehiscente. Se trata de un cabello nuevo con el bulbo ya deformado por un exceso de grasa, la cual llena por completo el folículo piloso y ahoga totalmente al bulbo. A la vista, el bulbo dehiscente para una cabeza de cerilla envuelta por una vaina de grasa, es un bulbo completamente atrófico.

Tratamientos de bulbos menos comunes

Bulbo anémico con seborrea, normalmente en capa superficial: Recomendamos tratamiento shock con Wontersil Science-6 (Ref. 40/40B). Aplicar a diario durante seis semanas. A continuación, tratamiento de continuidad con ADN + Polen + Tricopéptidos (Ref. 61/66). Aplicar a días alternos.

 

Bulbo peládico, también en capa superficial: Recomendamos tratamiento ADN + Polen + Tricopéptidos (Ref. 61/66). Aplicar a diario durante un mes completo. Continua el tratamiento cambiando a Jalea Real + Tricógenos (Ref. 34/36). Aplicar a diario durante un mes completo. Tras los dos meses de tratamiento, realizar tratamiento de continuidad con Jalea Real + Tricógenos (Ref. 34/36), aplicado a días alternos.